El Arte de Escribir

La escritura es una de las tantas expresiones artísticas.
Narrativa y/o Poesía. Con un estilo propio.

martes, 19 de febrero de 2008

De Sísifo a Safo

Arrastro este cuerpo torpe
cada día
hasta la cima tantas veces
y otra vez más hasta la cima
y hasta la cima todavía de nuevo
torpe cuerpo torpe y terco
me hace tropezar me traba
me limita con caídas
y golpes
su masa no es maleable
sobrepasarlo no es posible
salvo
cuando de pronto
le florece la safena interna
desde la pierna
en medio de su varicosidad escarlata
se abre una vertiente tinta
en la que abreva el plumín
al pie del verso
En ese trayecto mínimo
antes de que la safena vuelva a
cerrarse
mi cuerpo y yo creemos
que zafamos

En Cerebria anochece mentalmente

En Cerebria anochece mentalmente
anochece fácil
las noches mentales son estados opacos
en los que no se diferencian ni las sombras
Cada cosa adquiere la misma cualidad
hasta dejar de ser
No hay luna en las noches de Cerebria
Muchos allí no saben que la luna existe
no existe gente más opaca que ésa
Y los otros
los que sí saben que existe la luna
porque alguna vez la imaginaron
que esos no existe gente
más triste

Cerebria


Los libros de poesía se van armando con los poemas que surgen durante una determinada fracción de tiempo, un tiempo externo que se corresponde a un tiempo interno, una época de la que se puede saber cuándo empieza porque empieza, y recién se sabe cuándo termina cuando termina.

Esos poemas de esa época son parientes, los sobrevuelan las mismas preocupaciones, los respira el mismo aliento, los empuja la misma duda.

Una astilla se nos clavó en el corazón y nos obliga a escribir. Esas poesías van surgiendo como agujas necesarias para intentar sacar la astilla, esa astilla. Una tras otra tallan la astilla, la mueven un poco. Hasta que un día un poema aparece y una vez escrito nos damos cuenta de que la astilla ya no está, se borró por completo, esa astilla. Se la comieron los poemas. También sospechamos que estaba hecha de la misma madera que nuestro corazón, pero aún así ya no está. Y el libro termina. No hay nada más que agregar.

Con Cerebria pasó que se empezaron a alternar una serie de poemas sobre Cerebria con otros, parientes también, pero no de la misma rama. Una y otra forma de hablar de otra cosa, siempre de otra cosa.



Algunos poemas de CEREBRIA, Libros de Tierra Firme, 2005




Juez

éste es el lugar, juez

acá fue

Los uniformes

disfrazados de dioses

verifican los cuerpos

Plagiaron el nombre

del hogar de los dioses antiguos

un insulto

a los dioses giegos

un insulto

a los cuerpos hinchados

un insulto a los mortales

Éste es el lugar, juez

es acá

Entran autos

Tipos uniformes

hinchados de divinidad

los verifican

Juez:

éste es el lugar

¿Eran éstos los autos

a verificar?



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A Cerebria se llega en un abrir

y cerrar de ojos

se piensa

et voilà Cerebria

se despliega fluida

con todos sus velos y flujos

cubierta en su colorido acuarelable

inmersa en su música disfónica

representa su escena

tersa

Cerebria

extranjera

tan al alcance de la mano

como intocable



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Cada circunvolución

esconde en sus pliegues

una ciudad, un pueblo

un caserío

a punto de incendiarse con la puesta del sol

He visto a muchos

aplastar el sol en el

cenicero

fumarse las ciudades

fumarse los pueblos

limpiar el caserío con un paño

húmedo

cada circunvolución

en esos casos se despliega

se muestra sin tapujos

lisa y llana

blanca

no hay rastros de ciudad

no hay chispa

no hay fuego

La única sustancia gris que queda

Hay que buscarla en el cenicero

Alguien pasará a limpiarlo pronto

De la ceniza memorial

sólo sabrá el viento



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Debajo de Cerebria

hay cenizas secas

sobre ellas se basan sus cimientos

Cerebria está construida

desde esas partículas volátiles

un polvo inútil que ni siquiera gesta

sin embargo Cerebria se levanta

a partir de la nada gris

la nube efímera que dura un soplo

El tiempo de decir Cerebria