El Arte de Escribir

La escritura es una de las tantas expresiones artísticas.
Narrativa y/o Poesía. Con un estilo propio.

domingo, 28 de diciembre de 2008

De picas y corazones


Escribimos con palabras. Tenemos a nuestra disposición un mazo de palabras en el que ninguna palabra tiene un valor absoluto. Cada palabra no es en sí misma ni buena ni mala, ni linda ni fea, ni agradable ni desagradable.

Nosotros vamos a jugar a un juego. Un juego de escritura. Ese juego, cada vez, va a tener unas reglas. Las reglas las ponemos nosotros, lo sepamos o no. Es de acuerdo a esas reglas que nos vamos a servir de ciertas palabras y no de otras, de acuerdo a esas reglas una palabra va a tomar en ese juego un determinado valor y no otro. Y siempre en relación a las otras palabras, no aislada, no por sí misma.

No está mal tener el as de oro en el truco, pero nadie lo quiere en el sucio. El doce de espadas cae bien en el chinchón si se acompaña con el once y el diez del mismo palo o con otros dos reyes, pero solo a nadie le gustaría quedárselo. El as, el rey, la rei-na, son las cartas más valiosas en el poker. Sin embargo si en nuestra mano tenemos una de cada una, con que el otro tenga un par de dos (la carta de menor valor) ya nos gana.

Así de relativo es el valor de las palabras, y aisladas no dicen, porque para cada uno a cada instante pueden querer decir cualquier cosa. Se necesita un contexto hecho de otras palabras para darle una significación. Ahí es donde ponemos las reglas. No las decimos: se ven por sus efectos, por los efectos que produce la construcción que hacemos.

Si sólo digo corazones ¿qué quiero decir? ¿Me refiero a la baraja, al amor, a Favaloro, a formas dibujadas, a sentimientos, a algunas personas, a reyes, a cupidos, a ciruelas, a dar ánimos, a gorriones, a….., a……, a…..?

Porque la palabra en sí no se refiere a una cosa. Se refiere a otras palabras. Aún si señalara una cosa y dijera “corazones es esto”, el valor estaría dado por el hecho de que lo estoy diciendo…con otras palabras. Con palabras. Trabajamos con palabras.

Pero esas palabras nos son ajenas. No somos asépticos observadores que las utilizan como un material para experimentos de laboratorio. Más bien esas palabras nos atraviesan, estamos en ellas, por ellas respiramos. Por ellas morimos.

Al escribir, volcamos un poco de nuestro ser para darle vida a cada una de esas letritas que se dibujan en la página. Si les ponemos pica y corazón, puede ser que digan algo.

martes, 2 de diciembre de 2008

Sin Fugas, Bach

Duermo en el centro de una estrella
sin saber. Sólo sostengo sospechas
Podría no despertar nunca
podría, antes que eso, creer que
duermo y no duermo
Pero si durmiera y despertara
la estrella podría estar cayendo
hasta desintegrarse
podría estar despierta
en el momento de desintegrarnos
Sin embargo esta estrella no cae
la cosieron al cielo
con hilo cósmico indeleble
para evitar sorpresas
Si durmiera y me despierto
voy a estar cosida al cielo
con la estrella
la vida de un botón
no caeremos
no nos desintegraremos
Y nadie pedirá
ningún deseo

lunes, 10 de noviembre de 2008

La novela fuera de la novela: el personaje que escribe


Todo se mediatiza. Por qué no los escritores. La cara, la voz, la pose, los gestos, el histrionismo, el discurso comprador, las anécdotas de la vida privada, la “cocina” de la escritura, la fritura, los trapos sucios, la ropa interior, las radiografías, los estudios técnicos, los tics, la ropa, el ámbito, el mobiliario, las relaciones, el bagaje cultural, el packaging, el dentífrico, el aliento, los viajes, las opiniones varias sobre todo y sobre todos, la filiación de todo tipo, las explicaciones, las procedencias múltiples, los trajes, los maquillajes, la bijouterie, los amaneramientos, los manierismos, los extranjerismos, los purismos, el color de ojos, el pelo, las sonrisas, las uñas, las mascotas, las bibliotecas, los bares, los sofás, los pufs, los pafs, los perfumes, los colores, los olores, los achaques, los hechizos, las mañas, las lagañas (no conozco a nadie que diga legañas), las angustias, las alegrías, las penas, los gustos, los disgustos, las modas, las almohadas. Todo hay que saber, escuchar, degustar, oler. De ese o esa que escribe, que escribió algo. Y para rematar la foto: ver, hay que ver cómo es, qué aspecto tiene, si seduce.

Pero ese personaje que arma una novela actuada, en relación a la novela escrita, a eso que escribió, ¿qué función cumple? ¿Es necesario para ese escrito? Ese escrito ¿no es un producto independiente? ¿Se sostiene en el personaje? ¿No puede ese escrito vivir su vida por su cuenta, con sus propios personajes, su propia trama, su propio mundo, sus propios medios, su propio texto a ser leído?

Y si ese personaje que escribe, que está por fuera de lo que escribió una vez que terminó de escribir, no le es necesario a ese escrito, no le aporta nada más, no le es imprescindible ¿Para qué está?

El que lee el escrito ¿en función de qué necesita conocer a ese personaje escritor que lo escribió? La lectura ¿no se sostiene sin el personaje autor que habla por fuera? O pretende ser un extra, un plus. Para qué tanto. Por qué cada vez más. ¿Necesita un extra un texto? ¿Un garante? ¿Un soporte sólido que lo sostenga por fuera de donde está escrito? Y si no lo necesita, ese escritor personaje extra, externo a lo que escribió, de más, ¿para qué?

Siempre hubo personajes escritores, en paralelo con sus textos. Pero los textos funcionaban por su cuenta. Si los textos tienen que apoyarse en toda esa performance mediática del autor, aunque sea porque el público lo pide, ¿para qué leer los textos? ¿Para qué la literatura? ¿No es mejor ver una buena película?





martes, 21 de octubre de 2008

Hace tiempo que en este blog no dice nada nuevo. La ciudad duele por todas partes, y este blog no es ajeno.
Mucha gente en la calle está contenta porque ve en los escombros obras en construcción. Otros están más nerviosos, pero creen que no, que están como siempre. Cuando hablo de escombros no me refiero sólo a los literales. Hay palabras abstractas que hacen a la cosa pública acá en Buenos Aires, que eran de todos y para todos. Palabras como salud, educación, cultura, dignidad. Se resquebrajan a una velocidad pasmosa. Se convierten en escombros delante de nuestros ojos.
Los jazmines paraguayos aportan las últimas notas de perfume, el sol acaricia, la lluvia resbala en los adoquines que todavía quedan. El polvillo amarillo de los plátanos se mezcla con el polvillo rojo de los limpiabotellas. Flores, que hacen a una primavera que no sabe lo que pasa y se extiende sobre la ciudad, como todos los años. Pero éste no es un año cualquiera.
Es tan fácil destruir, se hace tan rápido. Basta querer. Se ponen carteles vistosos donde se dice todo lo que no se hace. Y se destruye con tranquilidad, con placer, con el placer del nene que destroza el chiche nuevo. Sólo que en este chiche vivimos nosotros. No importa. Se leía hace un tiempo en uno de esos carteles alegres: "No hay ciudad sin poesía". En la nuestra también debe haber. Debajo de un montón de escombros. Resquebrajada, como todo lo demás. Resquebrajada y rota. La cáscara de una palabra que se desprendió de toda humanidad, igual que Buenos Aires.

jueves, 18 de septiembre de 2008

Buenos Aires

Arde la ciudad
llueve en tu mirada gris
la gente festeja
y vuelve a reir
pero este carnaval
hoy no te deja dormir
mires donde mires
ella está ahí

La Mancha de Rolando

lunes, 8 de septiembre de 2008

Tristeza


Hace frío. La ciudad está triste. El sol sale sobre nuestra insensibilidad. Nosotros, los que somos adultos, sólo tenemos para mostrarles a los jóvenes nuestra falta de amor. Nuestro desinterés. Nuestra desidia. A falta de imaginación, queremos corregir lo que nos molesta con el rigor. A falta de ley, queremos aplicar nuestro capricho. Por miedo a lo que no entendemos, queremos destruirlo. Sin pensar. Sin esfuerzo. Tibios. Sin saber de qué lado estamos.

A la ciudad se le caen los brazos mientras la sopapean, la aplastan, le cortan las piernas. La destrucción avanza a paso largo. Los jóvenes protestan ¿y nosotros?

Hace frío. El sol sale, de todos modos, sobre esta ciudad triste. Alguien, a pesar de todo, lo ve salir.

sábado, 16 de agosto de 2008

Qué es qué


Me gusta esa anécdota que dice que alguien le preguntó a Schumann qué significaba lo que acababa de tocar, qué quería decir. Y la respuesta de Schumann fue volver al piano y tocarlo de nuevo.

Voy a transcribir una poesía de Jacques Prévert. El francés se parece a nuestra lengua. Pero no es nuestra lengua. Eso es lo interesante de leer esta poesía en francés.



Déjeuner de matin



Il a mis le café

dans la tasse

il a mis le lait

dans la tasse de café

il a mis le sucre

dans le café au lait

avec la petite cuiller

il a tourné

il a bu le café au lait

et il a reposé la tasse

sans me parler

il a allumé une cigarette

il a fait des ronds

avec la fumée

il a mis le cendres

dans le cendrier

sans me parler

il s’est levé

il a mis son chapeau

sur sa tête

il a mis son manteau de pluie

parce qu’il pleuvait

et il est parti

sous la pluie

sans une parole

sans me regarder

Et moi j’ai pris ma tête

dans ma main

et j’ai pleuré



Viene bien leer nuestra lengua del mismo modo que leemos esta poesía. Dejémonos sorprender por las palabras que conocemos, las conocemos mucho menos de lo que estamos dispuestos a creer. El que se arriesga a escuchar sin prejuicios, y sin la exigencia de aplastar lo que se escucha en un cotidiano conocido, escucha otra cosa.



sábado, 12 de julio de 2008

Los matices......................

Un mundo........


Algunas páginas de Partículas


Partículas

El segundo libro artesanal surgió al asociar las fotos que estaba sacando a textos que escribí a partir de esas fotos. Las fotos también son importantes para mí, también expresan algo en relación a un punto de vista, una mirada, un recorte.

martes, 24 de junio de 2008

Más tela para cortar


Desde las reales academias ponen los gritos en los cielos porque una osada ministra osó usar la palabra “miembras” en un discurso parlamentario.

¿De quién es la lengua?

¿Por qué enseguida se apela al poder, en este caso el poder que les otorgarían los conocimientos a los sabiondos, para acallar aquello que los asusta?

Eppur si muove, dijo por lo bajo Galileo. Ladran Sancho, observó el ingenioso hidalgo. Hipatia escribía.

Mientras encierran a la lengua en el Códice del Buen Decir, riguroso, gramatical, lingüístico y de todo tipo, donde impera lo neutro, lo económico, lo sistemático, lo objetivo, lo correcto; la lengua los hace hablar.

La Academia no inventa, es un notario”, sostuvo la única escritora miembra de la real. (Nótese que la Academia no es una notaria sino un notario).

La Academia no inventa, eso es notorio.

¿Se puede escribir sin inventar? ¿Se puede ser escritor y pertenecer a la academia? ¿Se puede creer que se utiliza un código del que se es dueño y escribir con eso?

Las mayorías son miembros. Las mayorías viven tranquilas siendo miembros y quieren seguir siendo miembros. Pero además quieren que todos digan miembros. Nada de Quijotes ni de Galileos. Nada de Hipatias en las Historias. Nada de miembras en las discursas de las ministras. Ésta es la lengua, dijo la Academia (una academia notario, de génera contradictorio, sin tela Otelo). Y sin embargo afuera hay Poesía.

miércoles, 18 de junio de 2008

Qué recorrido es éste

Qué recorrido es éste

¿Qué recorrido es éste?
Nadie lo tenía en su mapa
Gemelos de accidentado itinerario
te negás a seguir
me niego a bajar
los viejos ya no pueden explicarnos
descubrieron la falla en este viaje
al mismo tiempo que nosotros
Nadie entiende
El silencio negro se extiende adelante
como única explicación
Solo desde mi inocencia
puedo mirarlo de frente
En ese punto
no me acompaña nadie

Qué edad tenemos

¿Qué edad tenemos?
La juventud se seca en el
segundero del terror
¿Qué edad tenemos?
Las caras se trasmutan en la
alquimia del terror
¿Qué edad tenemos?
La máscara terrosa empuja las edades
congela las edades
En la quietud del espanto
la estatua se pinta una piel
sin edad
El segundero late en las
cáscaras secas
detenidas en un adelanto abrupto
El silencio late tan fuerte
Los oídos caen blandos, castaños, junto con los ojos
y nadie recuerda que todavía no es otoño

lunes, 9 de junio de 2008

Cara y Seca












Primero fueron los fotomontajes de mi amigo Darío. Cuando los ví, me movieron a escribirles textos. Después se me ocurrió editar todo eso en el que sería el primer libro artesanal que hice. Como los que vinieron después, los ejemplares son numerados a mano. Acá agrego sólo un par de sus páginas.

viernes, 30 de mayo de 2008

Preguntaciones

¿Por qué en tantas traducciones de creaciones artísticas, y aún en creaciones nativas, se usa el español neutro si lo neutro es estéril y de lo estéril no nace nada?

¿Por qué nuestra lengua se llama castellano si nuestra República no es la de Castilla, o es porque vivimos en un castillo?

¿Por qué ni siquiera se llama el castellano algo, como los norteamericanos llaman a su lengua el inglés americano, por qué ni nos atrevemos a adjetivar los orígenes hispánicos llegados a estas tierras hace ya casi quinientos años?

¿Por qué en la calle se está empezando a escuchar cada vez más protestas en voz alta diciendo “este país de mierda” como si los que lo dicen ocuparan un lugar por fuera del país y por lo tanto no tuvieran ningunísima responsabilidad en la construcción y en la materialización del país? ¿Será que como hablan castellano se sentirán castellanos caídos en desgracia en esta mierda que sería Argentina y todos los que no son castellanos como ellos?

¿Por qué se le dice prosa poética a la poesía de verso contínuo en la que no se hace espacio ni para respirar? ¿El solo hecho de llenar los renglones alcanza para colocar prosa como nombre y poética como adjetivo? ¿Se puede usar un derivado de poesía como adjetivo? Si se produce algo que tiene que ver con la poesía ¿no es suficiente para llamar a eso poesía, es una traba lo que se lee como falta de cortes y espacios cuando el hecho de no marcarlos podría ser otra forma de hacerlos resaltar, cuando la longitud de un solo verso puede tener el tiraje tan largo como para llenar renglones y renglones y no detenerse hasta el final donde la escanción por contraste cobraría todo su peso y su operancia?

¿Por qué muchos insisten en que habría un lenguaje especial para escribir –y que muchas veces ese lenguaje coincide con el español- o marcan una diferencia entre escribir en serio y escribir así nomás en joda? ¿Se puede escribir en una lengua que uno no habla? ¿Se puede escribir en joda? ¿Se puede “ser más culto” para escribir que lo que uno es para hablar y al mismo tiempo obtener un escrito verdadero? ¿Hacerse el español es más culto? ¿Lo serio es importante? ¿Lo serio y lo ajeno son lo verdadero y lo bueno?

¿Tenemos un problema cuantitativo y por eso si se castigara más todo funcionaría mejor?

Este país ¿no será de mierda porque es el nuestro, es el que hasta ahora pudimos hacer nosotros, al que cada uno aportó su granito?

¿No será que hablar en castellano a secas nos está secando la posibilidad de hablar?

jueves, 22 de mayo de 2008

¿Por qué es tan difícil enseñar?


Se confunde fácilmente, y lo que es peor: sin saberlo, enseñar con adiestrar.

Si enseñar tiene que ver con transmitir un saber, es condición necesaria que el que ocupe ese lugar de transmisión ame ese saber, sólo el interés genuino y apasionado puede despertar en otros interés. Y también es importante la idea que se hace sobre quiénes son esos otrosa los que desearía transmitirles un saber; se trate de chicos, adolescentes o adultos. Porque el que cree que el otro es una hoja en blanco, lo va a saturar con su discurso. El que cree que el otro es arcilla que se moldea, lo va a manosear para marcarle sus propias impresiones. El que cree que el otro es un ignorante desnudo de información, lo va a tapar de contenidos. Es fácil caer en el acto reflejo: yo te educo para que cada vez que suene la campanilla te quedes sentado (muy práctico); de la misma manera si te digo que hay que leer literatura por placer, vas a leer por placer. Haste esos niveles llega el absurdo, que parte de no ver que si de seres humanos se trata nunca dos más dos es cuatro, nunca se saliva sólo por acto reflejo, nunca se responde de la misma manera a una misma orden ¿Acaso alguien puede aprender algo por obligación? ¿Acaso por obligación se puede disfrutar de algo? En vez de insistir para que el que viene a aprender pueda soportar y haga el trabajo necesario que implica cualquier estudio, que en el caso de la lectura es tener la paciencia de buscar o preguntar por las palabras o las estructuras que impiden hacerse una idea de lo que dice el texto, avanzar aunque no se entienda “todo” para igualmente tener una impresión particular de lo que se lee, pasar por las partes tediosas porque en medio podría encontrarse algo interesante; en vez de alentar para que sepa que si hace ese trabajo es posible que se vea recompensado con algo que sí tiene que ver con el placer de leer y que es a descubrir por cada cual y por el que vale la pena hacer todo el trabajo; en vez de eso obligan. Leé porque es bueno y te tiene que gustar ¿Pero qué tiene de bueno si ya probé y no me gusta y me cuesta? Es bueno, leer es bueno. Hace bien. Igual que la sopa, que ya no hace bien, ahora lo que hace bien es la hamburguesa. Aique. Leé porque aique. Y más vale que te resulte placentero ¿entendiste?

Y el que lo dice muchas veces lee porque aique. No se ama por obligación. No.

La poesía desnuda estas cuestiones, lleva al extremo la falta de garantías del lenguaje, de lo humano, y en eso es irreductible. Pero ¿quién quiere ver eso?

Muy pocos. Otros hacen que ven, cuando tienen puestos los ojos en otra cosa. Los demás prefieren seguir creyendo en la sabia correspondencia de los códigos, los patrones de conducta, los yoes todopoderosos que controlan, el exitoso perro de Pavlov que se babea, el placer de la lectura que se aprende, en vez de enseñar a leer.

Además ¿Todo se puede enseñar? ¿No se confunden las herramientas con el artista?

Hay posiciones difíciles de sostener. La cuestión pasa por si se las sostiene o no, no por hacerlas más fáciles. Eso ya es otra cosa.

Hay lugares a los que no se va de turista.

sábado, 10 de mayo de 2008

POESÍA PARA PERAS


Se escucha por ahí decir que los responsables de que no se lea poesía son los poetas. Porque los poetas en vez de escribir “para los lectores” escriben “para los poetas”, “para” una elitte, con un lenguaje rarito que la gente ya no entendería porque los lectores –la gente- ya no saben palabras difíciles.

También se ve cómo los textos de estudio, hablemos de primarios y secundarios, se simplifican cada vez más “porque los alumnos no entienden las consignas”, no entienden los textos. No entienden.

Las pantallas atrapan, pero, hay una sola manera de aprender a leer: haciendo el esfuerzo de la lectura. Que es progresivo. Que cuesta mucho más cuando se es adulto y hasta entonces sólo se leyeron textos simples, los que “se entienden”. De hecho una vez que se es adulto, la mayoría de los que no hicieron el esfuerzo de entender antes, cuando era más fácil, no quieren hacerlo más.

Pero hay otro pero: la lectura implica un tiempo, un esfuerzo, un trabajo. Ninguna cosa, por más maravillosa que sea, se hace sin dificultades, problemas, el trabajo de atravesar esos obstáculos. Pero ese trabajo es para obtener un placer profundo, placer que tal vez ni siquiera se sospeche si no se está dispuesto a hacer el trabajo necesario para obtenerlo.

El compromiso del que escribe poesía es con la poesía. Su responsabilidad es escribir “eso que se le impone” como sea y donde sea, poniendo todas las herramientas que posee, hasta su sí mismo, a disposición. Responsabilidad raramente eludida, porque el que la elude sufre las consecuencias en sí mismo.

Cuesta acercarse a la poesía. Y no es porque sea de lectura fácil o difícil. Cuesta porque es poesía. Y no todos están dispuestos a llegar “tan solo hasta el fondo”, donde espera la cara de la Gorgona. Y además, si no quieren, no tienen por qué ir. Pero el que va, no puede cerrar los ojos.

jueves, 1 de mayo de 2008

ELLA






La poesía se produce, no se puede desandar caminos. No se puede evitar nada, ni siquiera con la intención de que se la lea. No se la puede obligar a ser más fácil, más clara, menos dura, más querible, más compleja, más impactante. No se puede obligar a la poesía a nada. Ella se levanta de sus propios fondos, por su propia cuenta. Ella se sirve de nosotros para ponerse al habla, desde una grafía que decide. No somos más que sus intérpretes. Ningún título habilita para eso, ningún nombre. Se está a solas en una zona extraña. Se sacan palabras que lindan con la nada.

miércoles, 9 de abril de 2008

Una tela fina se tiende tersa

Una tela fina se tiende tersa
palpamos los días y creemos
que son de carne

Gira la rueda con su flecha
señala
con su flexha apunta

desprende al viento
la tela fina suelta abierta

Los días se caen todos
por el desgarro leve
apuntado en la tela

uno tras otro sin cuerpo
uno tras otro de aire

Todos los días se caen

Lo que queda de este lado sí:
es de carne
De carne que se pudre

Imagen de tapa. Fugar con juego

Fugar con juego: las imágenes






Algo estalla mar abajo

Algo estalla mar abajo
sin que se tenga memoria
Un pez pájaro sobrenada el cielo
dejando nubes de espuma espesa
Lloverá en las cabezas
y germinarán escamas
El impacto ambiental, la ecología
desequilibrada
el cefalotismo gaseoso sin deseo
fomentan el olor fuerte
a pescado
dietético:
sin alas
Y la lluvia parece meo diabético:
demasiado azúcar en la espuma

Fugar con juego

A veces hay líneas que se vuelven importantes: se imponen, y algo hay que hacer con esas líneas. Se las puede ubicar en distintas perspectivas. Por lo tanto se leerán, también, desde la perspectiva que se quiera.



Finita

Voy a poner

tantos infinitivos

para qué limitar

las capacidades verbales

a unas pocas personas

singulares plurales

y sentir

el nudo del tiempo

en la garganta


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Algo estalla mar abajo

sin que se tenga memoria

Un pez pájaro sobrenada el cielo

dejando nubes de espuma espesa

Lloverá en las cabezas

y germinarán escamas

El impacto ambiental, la ecología

desequilibrada

el cefalotismo gaseoso sin deseo

fomentan el olor fuerte

a pescado

dietético:

sin alas

Y la lluvia parece meo diabético:

demasiado azúcar en la espuma



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El punto muerte

se teje a dos agujas:

una sostiene el hilo

y la otra lo corta



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Tanto para decir

y nada

Se abren pequeñas flores en la superficie

que todo el mundo juzga hermosas

Por qué les veo los dientes

encapsulados en el cáliz

y la raíz de cuerda dura anudada

y el filo acerado de cada hoja compuesta

Miro las pequeñas flores

quiero escapar

tengo los dedos pegados

a la dentadura

muerdo mi propio dedo

pero no podría estar más despierta

No muerdo a los demás

van a pensar que soy la artífice

y voy a tener que hacerme

con la culpa sorda

de las flores






domingo, 23 de marzo de 2008

Jueguitos de palabras

¿Qué son los jueguitos de palabras, simpáticos entretenimientos de manufactura poética? ¿Tendrán que ver con los denostados soniditos que disgustan a los escritores serios? –Nótese aquí el peyorativo del diminutivo-

Un juego de palabras no tiene por qué ser una poesía, pero la poesía se sirve muchas veces del juego de palabras. Es vía los sonidos y la música como muchas veces se produce un pasaje extraño, un viraje que afecta porque nace de un pedazo de cuerpo que escribe, no de una mente que juega al efectismo probando nuevas fórmulas en el laboratorio lingüístico, una mente que no se juega. El juego de palabras no es lo importante, es una herramienta más a disposición del ser que sufre, goza o se conmueve ante la rareza y la fascinación de la vida, ante la permanente ambivalencia del vivir, y que necesita plasmarlo de alguna manera, en el intento permanentemente fallido y renovado de hacer pasar su plasma a esas letritas que forman palabritas sobre el papel, palabritas siempre insuficientes y sin embargo única materia que nos hace, que nos hace pensantes y por ende expresantes.

Aquellos que desprecian la poesía hermética, y que creen que con poesías “claras” pueden “comunicarse” mejor con “la gente”, deberían prestar atención y saber que hay palabrerío vacío tanto en la poesía clara como en la oscura, jueguito al pedo tanto de un lado como del otro, efectismo innecesario, palabras sin alma, puestas ahí al servicio de un yo engañoso que se ahoga en su propio espejo.

Es el “porque sí” lo que arruina cualquier intento poético, al confundir la herramienta con la poesía, el golpe de efecto con el fin. Todos los medios son válidos para que un cuerpo se desangre en la hoja; ninguno sobrevive como fin en sí mismo, con agua en las venas, , como cálculo mental para. No sé si hay un para en la poesía, si hay un para en el arte, si hay un para en el vivir ¿Tiene que haber un para?

Los para calman la angustia, es cierto. Por un rato. Los para son un poco como los aique. Muchos se la pasan haciendo cosas para, o haciendo cosas porque aique hacerlas, sin que en lo que hacen se comprometan en lo más mínimo, sin jugarse. La poesía, creo, de eso no necesita nada.

lunes, 17 de marzo de 2008

Blancos

¿Coincide un blanco en el espacio con un blanco en el tiempo? ¿Podría no coincidir?

Cada espacio blanco separa y une, posterga y genera la espera. Contrasta, realza, suspende, diluye. Entra a jugar, igual que la disposición de los versos. Espacios, cortes, cadencias, ritmos, respiraciones; espacios que generan tiempos. Tiempos –los de leer- que generan nuevos espacios.

Las palabras al borde de no decirse juegan con tiempos y espacios que provocan otras palabras: las que surgen de ver, de leer, cada vez, cada uno, nuevas cada vez, vueltas enseguida al océano del lenguaje. Algo piensa en los espacios del decir. Algo dice lo que piensa y vuelve a dejar espacios en los que algún otro algo dice lo que piensa.

¿Por qué habría que congelar palabras en un único sentido para que todos las lean igual y no piensen nada más que eso que supuestamente ahí dice porque yo así lo creo y permanecería unívoco ahí congelado?

¿Por qué si digo vaca es porque tengo que querer decir vaca, igual a todas las vaca porque vaca no puede ser más que vaca, si cada vez que digo vaca se trata de otra vaca y cada vez que cada uno lee cada vaca es una vaca distinta?

¿Por qué, además, y muy importante, es necesario saber quién dijo vaca para imaginarse de qué vaca se trata, como si fuera posible, como si con el nombre y la descripción del que dijo o escribió vaca, la vaca cambiara de cara?

¿Por qué el vaca no puede vibrar por su cuenta, con su respiración, su espacio, su tiempo, distinto cada vez que alguien distinto pasa sus ojos por ese vaca y lee algo ahí?

martes, 19 de febrero de 2008

De Sísifo a Safo

Arrastro este cuerpo torpe
cada día
hasta la cima tantas veces
y otra vez más hasta la cima
y hasta la cima todavía de nuevo
torpe cuerpo torpe y terco
me hace tropezar me traba
me limita con caídas
y golpes
su masa no es maleable
sobrepasarlo no es posible
salvo
cuando de pronto
le florece la safena interna
desde la pierna
en medio de su varicosidad escarlata
se abre una vertiente tinta
en la que abreva el plumín
al pie del verso
En ese trayecto mínimo
antes de que la safena vuelva a
cerrarse
mi cuerpo y yo creemos
que zafamos

En Cerebria anochece mentalmente

En Cerebria anochece mentalmente
anochece fácil
las noches mentales son estados opacos
en los que no se diferencian ni las sombras
Cada cosa adquiere la misma cualidad
hasta dejar de ser
No hay luna en las noches de Cerebria
Muchos allí no saben que la luna existe
no existe gente más opaca que ésa
Y los otros
los que sí saben que existe la luna
porque alguna vez la imaginaron
que esos no existe gente
más triste

Cerebria


Los libros de poesía se van armando con los poemas que surgen durante una determinada fracción de tiempo, un tiempo externo que se corresponde a un tiempo interno, una época de la que se puede saber cuándo empieza porque empieza, y recién se sabe cuándo termina cuando termina.

Esos poemas de esa época son parientes, los sobrevuelan las mismas preocupaciones, los respira el mismo aliento, los empuja la misma duda.

Una astilla se nos clavó en el corazón y nos obliga a escribir. Esas poesías van surgiendo como agujas necesarias para intentar sacar la astilla, esa astilla. Una tras otra tallan la astilla, la mueven un poco. Hasta que un día un poema aparece y una vez escrito nos damos cuenta de que la astilla ya no está, se borró por completo, esa astilla. Se la comieron los poemas. También sospechamos que estaba hecha de la misma madera que nuestro corazón, pero aún así ya no está. Y el libro termina. No hay nada más que agregar.

Con Cerebria pasó que se empezaron a alternar una serie de poemas sobre Cerebria con otros, parientes también, pero no de la misma rama. Una y otra forma de hablar de otra cosa, siempre de otra cosa.



Algunos poemas de CEREBRIA, Libros de Tierra Firme, 2005




Juez

éste es el lugar, juez

acá fue

Los uniformes

disfrazados de dioses

verifican los cuerpos

Plagiaron el nombre

del hogar de los dioses antiguos

un insulto

a los dioses giegos

un insulto

a los cuerpos hinchados

un insulto a los mortales

Éste es el lugar, juez

es acá

Entran autos

Tipos uniformes

hinchados de divinidad

los verifican

Juez:

éste es el lugar

¿Eran éstos los autos

a verificar?



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A Cerebria se llega en un abrir

y cerrar de ojos

se piensa

et voilà Cerebria

se despliega fluida

con todos sus velos y flujos

cubierta en su colorido acuarelable

inmersa en su música disfónica

representa su escena

tersa

Cerebria

extranjera

tan al alcance de la mano

como intocable



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Cada circunvolución

esconde en sus pliegues

una ciudad, un pueblo

un caserío

a punto de incendiarse con la puesta del sol

He visto a muchos

aplastar el sol en el

cenicero

fumarse las ciudades

fumarse los pueblos

limpiar el caserío con un paño

húmedo

cada circunvolución

en esos casos se despliega

se muestra sin tapujos

lisa y llana

blanca

no hay rastros de ciudad

no hay chispa

no hay fuego

La única sustancia gris que queda

Hay que buscarla en el cenicero

Alguien pasará a limpiarlo pronto

De la ceniza memorial

sólo sabrá el viento



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Debajo de Cerebria

hay cenizas secas

sobre ellas se basan sus cimientos

Cerebria está construida

desde esas partículas volátiles

un polvo inútil que ni siquiera gesta

sin embargo Cerebria se levanta

a partir de la nada gris

la nube efímera que dura un soplo

El tiempo de decir Cerebria





martes, 22 de enero de 2008

Tangente


Las palabras siempre son las mismas. Hasta los neologismos salen de otras palabras que no son nuevas. ¿Hay modo de crear una palabra nueva, por completo nueva, sin romper al mismo tiempo todo puente con los otros que leen?

Hay límites hasta donde se pueden empujar las palabras para que renazcan, dejando un mínimo hilo hacia el otro, suficiente como para que al menos le haga brotar una duda, un gesto.

Pero también hay un modo de intentar crear algo nuevo con lo viejo, sacándolo de su habitual contexto, de su común uso, obligándolo a decir lo que no dijo nunca y a callar lo que venía diciendo. Se frota una palabra hasta que salte la chispa. Quema. Hay que chamuscarse los dedos. No puede no renacer de las cenizas. Y no hay forma de que una palabra deje cenizas si no se encarna. Hay que prestarle cuerpo, cuerpo para que se encienda, y arda.

La música para mí es muy importante. El sonido de las palabras crea una música, cada palabra suena, vibra, de una manera. Y si se juntan suenan de determinada manera. Los silencios influyen en la manera de sonar, los distintos silencios, más largos, más cortos, más angostos o más amplios. Hay formas de anotar esos silencios. Convenciones que, igual que la fonética, dan pistas sobre cómo algo que está ahí escrito debería sonar.

Sin embargo cada uno lee como quiere, escucha como quiere. Como quiere y puede. Percibe cosas que el que escribió no supo que ponía, no ve otras que el que escribió consideró tan obvias, tan visibles. Si algo tiene de maravilloso nuestro lenguaje es lo alejado que está del código. Si algo tiene de terrible nuestro lenguaje, es lo alejado que está del código. Tratamos de apresarlo en letras y se nos desliza y escapa bajo nuestra propia nariz. No sin antes habernos robado y descontado unas cuantas bocanadas de nuestra propia respiración, que no olvidemos no es eterna. Y sin embargo es en ese mismo desliz donde renace, donde adquiere esa impalpable cualidad que nos deja boquiabiertos, deslumbrados ante el rayo que por un instante quiebra la oscuridad y nos produce la sensación, que tampoco dura más que un instante, de qué suerte estar ahí.

lunes, 21 de enero de 2008

Me ondulo en el ala acuática

me ondulo en el ala acuática
de la pirámide
siglos de vejez
sacuden mi onda acústica
escribiré en una piedra
curiosos signos
empujaste el sarcófago demasiado pronto
y ahora no me entiendo ni te deseo
Isis y Osiris lo intuyeron siempre
acostate a mi lado, descansemos
antes de consumar
la noche
mi sábana de novia se puso negra
momifico tu gracia
y tu lujuria
el sexto canope encierra mi corazón
no lo dejes caer
No quiero que se esparza

Milagro


el viento en las vasijas vacías
los anteojos sobre el escritorio
con las patas abiertas para nadie
los títulos todavía colgados
los libros en otras bibliotecas
las letras se desprenden poco a poco
libres, vuelan en círculo, se reagrupan
mientras tus cenizas
sedimentan cada vez más al fondo
de la urnita cerrada y oscura
y el escudito del Santos aparece
casi irreconocible
aplastado
pero vivo
en la trampa visagra de un mueble
que me habías dado cuando todavía eras
y ninguno de los dos sabía
acá aparece
para mis hijos
el escudito del Santos

domingo, 20 de enero de 2008

Agua Audífona

Salió cuatro años después de Parajes. Los poemas se fueron escribiendo a lo largo de ese tiempo. La imagen que abre es un Matisse.


Ojiva abierta

El sueño es fuerte

yo resisto

anclada en mi estómago dado vuelta

La ojiva

pertenece a mi boca

no a la que el estómago no tiene

a la mía

Por esa ojiva

absurdamente gótica

se inflama el trago

abandonado a su luz

El dintel ojival lo detiene

lo devuelve al sol

de la intemperie

No hay más tragos tempranos

el sueño

sigue insistiendo fuerte

muy fuerte

y yo resisto

resisto al sueño

me resisto

No debería dormir

quien está parado en la ojiva de una boca

de vuelta de tantas cosas y aún así en la ojiva

solo

el paladar de techo

sin estrellas

el techo ojival y gótico

no te deja

no te deja que duermas

por su luna

sólo sopla sueño fuerte

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Palabra verba

nudosa, desnuda

desarticulada artícula

pinta para un oído tonto

tañe en las miofibrillas

a riesgo de rotura

verbosa mata de vida

nece flexible

nace inquieta

incontenible escapa

de al

del a

sacude sus letras

desnudosa anuda

la cuerda al corazón

y tensa hasta romper

ROMPER

su verba extrema


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Opus 64 Fragmento



Corren los dedos por las cuerdas
los que escuchan pierden
la cabeza
el can Cerbero pierde las tres
la duda hace que Orfeo pierda
a Eurídice definitivamente a punto
de recuperarla
y si por ella había perdido la suya
la pierde después mejor a manos de las otras
-ávidas tracias-
y hay que correr a buscarla sinó
la maldición no cesa
y entonces todos
perderemos las nuestras
anencéfalos vivientes
definitivamente




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Milagro



el viento en las vasijas vacías
los anteojos sobre el escritorio
con las patas abiertas para nadie
los títulos todavía colgados
los libros en otras bibliotecas
las letras se desprenden poco a poco
libres, vuelan en círculo, se reagrupan
mientras tus cenizas
sedimentan cada vez más al fondo
de la urnita cerrada y oscura
y el escudito del Santos aparece
casi irreconocible
aplastado
pero vivo
en la trampa visagra de un mueble
que me habías dado cuando todavía eras
y ninguno de los dos sabía
acá aparece
para mis hijos
el escudito del Santos



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Me ondulo en el ala acuática
de la pirámide
siglos de vejez
sacuden mi onda acústica
escribiré en una piedra
curiosos signos
empujaste el sarcófago demasiado pronto
y ahora no me entiendo ni te deseo
Isis y Osiris lo intuyeron siempre
acostate a mi lado, descansemos
antes de consumar
la noche
mi sábana de novia se puso negra
momifico tu gracia
y tu lujuria
el sexto canope encierra mi corazón
no lo dejes caer
No quiero que se esparza



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Amadrugada




Cada vez que me meto al llanto me ahogo y nadie
recupera mi cadáver
no hay marco que encuadre
el caer hacia adentro
escucho bien todos mis ruidos
nada me los disimula
saltan
gatos en celo
fuera y dentro de mí
en murga orgiástica
El único dintel que distingo
en esta densidad líquida
es el que modula ronca
la luna loba de tu voz
y me hace música

miércoles, 16 de enero de 2008

Punto Luna


No busco otro mundo detrás del mundo. Hay en éste lo suficiente. Las palabras se gastan pero es posible hacerlas sonar bajo otra luz, con otra cuerda. Escucharlas sin entender hasta oir su música nueva nacida de la palabra vieja, cáscara de resonancias. Ponerla a vibrar hasta que el sonido, el mismo sonido común, cotidiano, produzca un tinte de asombro. Hasta ese punto.

lunes, 14 de enero de 2008

El archipiélago, de Parajes


El arcjpiélago extiende su gran piel


nos abraza
con sus nocturnas alas
nos chupa
toda
toda la sangre

El amarillo

El amarillo
que
te digo
no es ni siquiera
el de las hojas de ginko
El amarillo que te digo
es más pálido que ése
y un poco más viejo
y apenas más inexistente

Parajes

Publiqué Parajes en 1999. Pasó el tiempo.

El amarillo
que te digo
no es ni siquiera
el de las hojas de ginko
El amarillo que te digo
es más pálido que ése
y un poco más viejo
y apenas más inexistente