El Arte de Escribir

La escritura es una de las tantas expresiones artísticas.
Narrativa y/o Poesía. Con un estilo propio.

martes, 22 de enero de 2008

Tangente


Las palabras siempre son las mismas. Hasta los neologismos salen de otras palabras que no son nuevas. ¿Hay modo de crear una palabra nueva, por completo nueva, sin romper al mismo tiempo todo puente con los otros que leen?

Hay límites hasta donde se pueden empujar las palabras para que renazcan, dejando un mínimo hilo hacia el otro, suficiente como para que al menos le haga brotar una duda, un gesto.

Pero también hay un modo de intentar crear algo nuevo con lo viejo, sacándolo de su habitual contexto, de su común uso, obligándolo a decir lo que no dijo nunca y a callar lo que venía diciendo. Se frota una palabra hasta que salte la chispa. Quema. Hay que chamuscarse los dedos. No puede no renacer de las cenizas. Y no hay forma de que una palabra deje cenizas si no se encarna. Hay que prestarle cuerpo, cuerpo para que se encienda, y arda.

La música para mí es muy importante. El sonido de las palabras crea una música, cada palabra suena, vibra, de una manera. Y si se juntan suenan de determinada manera. Los silencios influyen en la manera de sonar, los distintos silencios, más largos, más cortos, más angostos o más amplios. Hay formas de anotar esos silencios. Convenciones que, igual que la fonética, dan pistas sobre cómo algo que está ahí escrito debería sonar.

Sin embargo cada uno lee como quiere, escucha como quiere. Como quiere y puede. Percibe cosas que el que escribió no supo que ponía, no ve otras que el que escribió consideró tan obvias, tan visibles. Si algo tiene de maravilloso nuestro lenguaje es lo alejado que está del código. Si algo tiene de terrible nuestro lenguaje, es lo alejado que está del código. Tratamos de apresarlo en letras y se nos desliza y escapa bajo nuestra propia nariz. No sin antes habernos robado y descontado unas cuantas bocanadas de nuestra propia respiración, que no olvidemos no es eterna. Y sin embargo es en ese mismo desliz donde renace, donde adquiere esa impalpable cualidad que nos deja boquiabiertos, deslumbrados ante el rayo que por un instante quiebra la oscuridad y nos produce la sensación, que tampoco dura más que un instante, de qué suerte estar ahí.

lunes, 21 de enero de 2008

Me ondulo en el ala acuática

me ondulo en el ala acuática
de la pirámide
siglos de vejez
sacuden mi onda acústica
escribiré en una piedra
curiosos signos
empujaste el sarcófago demasiado pronto
y ahora no me entiendo ni te deseo
Isis y Osiris lo intuyeron siempre
acostate a mi lado, descansemos
antes de consumar
la noche
mi sábana de novia se puso negra
momifico tu gracia
y tu lujuria
el sexto canope encierra mi corazón
no lo dejes caer
No quiero que se esparza

Milagro


el viento en las vasijas vacías
los anteojos sobre el escritorio
con las patas abiertas para nadie
los títulos todavía colgados
los libros en otras bibliotecas
las letras se desprenden poco a poco
libres, vuelan en círculo, se reagrupan
mientras tus cenizas
sedimentan cada vez más al fondo
de la urnita cerrada y oscura
y el escudito del Santos aparece
casi irreconocible
aplastado
pero vivo
en la trampa visagra de un mueble
que me habías dado cuando todavía eras
y ninguno de los dos sabía
acá aparece
para mis hijos
el escudito del Santos

domingo, 20 de enero de 2008

Agua Audífona

Salió cuatro años después de Parajes. Los poemas se fueron escribiendo a lo largo de ese tiempo. La imagen que abre es un Matisse.


Ojiva abierta

El sueño es fuerte

yo resisto

anclada en mi estómago dado vuelta

La ojiva

pertenece a mi boca

no a la que el estómago no tiene

a la mía

Por esa ojiva

absurdamente gótica

se inflama el trago

abandonado a su luz

El dintel ojival lo detiene

lo devuelve al sol

de la intemperie

No hay más tragos tempranos

el sueño

sigue insistiendo fuerte

muy fuerte

y yo resisto

resisto al sueño

me resisto

No debería dormir

quien está parado en la ojiva de una boca

de vuelta de tantas cosas y aún así en la ojiva

solo

el paladar de techo

sin estrellas

el techo ojival y gótico

no te deja

no te deja que duermas

por su luna

sólo sopla sueño fuerte

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Palabra verba

nudosa, desnuda

desarticulada artícula

pinta para un oído tonto

tañe en las miofibrillas

a riesgo de rotura

verbosa mata de vida

nece flexible

nace inquieta

incontenible escapa

de al

del a

sacude sus letras

desnudosa anuda

la cuerda al corazón

y tensa hasta romper

ROMPER

su verba extrema


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Opus 64 Fragmento



Corren los dedos por las cuerdas
los que escuchan pierden
la cabeza
el can Cerbero pierde las tres
la duda hace que Orfeo pierda
a Eurídice definitivamente a punto
de recuperarla
y si por ella había perdido la suya
la pierde después mejor a manos de las otras
-ávidas tracias-
y hay que correr a buscarla sinó
la maldición no cesa
y entonces todos
perderemos las nuestras
anencéfalos vivientes
definitivamente




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Milagro



el viento en las vasijas vacías
los anteojos sobre el escritorio
con las patas abiertas para nadie
los títulos todavía colgados
los libros en otras bibliotecas
las letras se desprenden poco a poco
libres, vuelan en círculo, se reagrupan
mientras tus cenizas
sedimentan cada vez más al fondo
de la urnita cerrada y oscura
y el escudito del Santos aparece
casi irreconocible
aplastado
pero vivo
en la trampa visagra de un mueble
que me habías dado cuando todavía eras
y ninguno de los dos sabía
acá aparece
para mis hijos
el escudito del Santos



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Me ondulo en el ala acuática
de la pirámide
siglos de vejez
sacuden mi onda acústica
escribiré en una piedra
curiosos signos
empujaste el sarcófago demasiado pronto
y ahora no me entiendo ni te deseo
Isis y Osiris lo intuyeron siempre
acostate a mi lado, descansemos
antes de consumar
la noche
mi sábana de novia se puso negra
momifico tu gracia
y tu lujuria
el sexto canope encierra mi corazón
no lo dejes caer
No quiero que se esparza



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Amadrugada




Cada vez que me meto al llanto me ahogo y nadie
recupera mi cadáver
no hay marco que encuadre
el caer hacia adentro
escucho bien todos mis ruidos
nada me los disimula
saltan
gatos en celo
fuera y dentro de mí
en murga orgiástica
El único dintel que distingo
en esta densidad líquida
es el que modula ronca
la luna loba de tu voz
y me hace música

miércoles, 16 de enero de 2008

Punto Luna


No busco otro mundo detrás del mundo. Hay en éste lo suficiente. Las palabras se gastan pero es posible hacerlas sonar bajo otra luz, con otra cuerda. Escucharlas sin entender hasta oir su música nueva nacida de la palabra vieja, cáscara de resonancias. Ponerla a vibrar hasta que el sonido, el mismo sonido común, cotidiano, produzca un tinte de asombro. Hasta ese punto.

lunes, 14 de enero de 2008

El archipiélago, de Parajes


El arcjpiélago extiende su gran piel


nos abraza
con sus nocturnas alas
nos chupa
toda
toda la sangre

El amarillo

El amarillo
que
te digo
no es ni siquiera
el de las hojas de ginko
El amarillo que te digo
es más pálido que ése
y un poco más viejo
y apenas más inexistente

Parajes

Publiqué Parajes en 1999. Pasó el tiempo.

El amarillo
que te digo
no es ni siquiera
el de las hojas de ginko
El amarillo que te digo
es más pálido que ése
y un poco más viejo
y apenas más inexistente