“Todos le dicen al gato gato gato”, César Vallejo. El problema de decirle siempre al gato gato gato es que después uno se lo termina creyendo. Está seguro de que cuando dice gato sólo se refiere al gato y nada más que al gato y que todo el mundo lo entiende así. Pero en verdad cualquier cosa puede querer decir cualquier otra. Prueben. Pueden decirle gato gato al amigo. Prueben y vean qué pasa.
Y Pizarnik: “Si digo agua ¿beberé?”. ¿Hay algo que liga la palabra agua a la cosa agua? ¿Cuál es la gatitud de la palabra gato, el agüedad del agua? ¿Dónde está la garantía que dice que la palabra gato en determinado caso, por ejemplo en éste, se refiere a este gato que me muerde la birome con la que escribo precisamente esto? ¿Tocan ustedes este gato? ¿Éste cuál? ¿Éste cuándo? ¿Éste cómo? Entonces les digo que tengo una dulzura tibia en los hombros , que cada tanto esa dulzura saca una patita y juega con mi birome y cada tanto la muerde y entonces escribo entrecortado. Intento transmitirles algo. Intento, de esto que ya se fue y no está, traer alguna cosa. Y ya no importa que gato se ligue a qué gato, porque piso un terreno otro.Porque justamente porque no encontré ninguna garantía donde diga que si digo gato gatoaré, digo lo que me parece, lo que se me viene a la cabeza para crear de la cosa ésta algo decible. Metáfora es lo que pongo en el lugar de lo que queda de lo que no es.
Pero muchos, la mayoría, casi todos, prefieren decirle al gato gato gato y estar seguros de que entonces el gato es de verdad gato y ninguna otra cosa.
Hoy en día todo te viene con garantía, pagás y te garantizan cualquier cosa, lo que quieras. Por eso es que todo el mundo siempre se entiende maravillosamente bien y no existe el más mínimo problema en la comunicación, y todos estamos increíblemente de acuerdo en todo, y si hay inseguridades debe ser por culpa de algún colgado que todavía no entiende que cuando alguien dice gato es gato.
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